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El camino hacia la excelencia es hoy

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El camino hacia la excelencia es hoy

Hay una advertencia que la vida coloca para que sea vista por todos: "el camino hacia la excelencia sólo puede recorrerse hoy. En este mismo momento. Ahora mismo. Por el efecto de lo que ocurra en cualquier otro momento, la carretera estará cerrada".

La excelencia no existe en el pasado ni en el futuro. Quien quiera inscribir el carácter y el rendimiento entre sus márgenes, debe centrarse en su desarrollo inmediato.

Con el primer flujo se construye lo extraordinario y con el segundo se mantiene para que se pueda sostener.

El camino hacia la excelencia es un proceso que tiene un principio pero no un final.

Cuando el viaje se detiene, todo se detiene, ya no hay un acontecimiento destacado ni una obra distinguida.

Por comodidad metodológica debemos referirnos a un estado, pero de hecho excelencia es un proceso. Eso es todo. Un camino sin estación final. Una obra que nunca puede reconocerse como terminada.

No hay ningún programa de aprendizaje o prueba que pueda calificar a alguien como excelente. A lo sumo, se puede decir que ha rendido a un "nivel excelente". Pero para afirmar que es una persona excelente habrá que verificar su rendimiento a lo largo del tiempo.

Quien hace algo excelente hoy no significa que lo hará mañana. La excelencia, por tanto, no puede evaluarse en términos de pasado o de futuro.

Esta relación con el tiempo también está limitada por otro hecho: la excelencia es un sujeto, no un objeto. Esto hay que entenderlo bien.

La obra puede ser "excelente", pero quien en todo caso merece el título es el autor. No hay (necesariamente) "cosas excelentes", sino personas o "procesos" excelentes.

La referencia a los procesos es inevitable. No porque constituya un fundamento, sino porque ayuda a comprender algunas sutilezas.

El camino hacia la excelencia es hoy

En la producción de algún bien o servicio, los procesos pueden evaluarse bajo el prisma de la excelencia, pero no los propios bienes. Un zapato tiene una calidad excelente como producto de un proceso de producción excepcional, no como un atributo intrínseco.

En lo que respecta a los individuos, la excelencia siempre se asocia a ellos, no a su obra. La "Mona Lisa", más allá de ser "un excelente retrato", demuestra en realidad la maestría de Leonardo Da Vinci, (y la "maestría" es un estado superior de excelencia).

Como la excelencia es sujeto y no objeto, no puede juzgarse por lo que fue ayer o lo que hipotéticamente será mañana. Sólo puede evaluarse en el presente.

La dinámica para alcanzar la excelencia, el juego para distinguirse y ser medido por altos estándares, tiene lugar HOY.

En este momento. No importa lo que haya pasado ayer, positivo o negativo, no importan las expectativas, lo único que cuenta es lo que se está haciendo ahora.

El camino hacia la excelencia se recorre a partir de lo que se piensa y se hace en este momento. La forma en que se afronta el trabajo, se interpreta el descanso, se afrontan los problemas o se aprovechan las oportunidades.

La gestión de este día (HOY), es la muestra precisa (y preciosa), del enfoque dado a la actuación general.

Un legendario dicho rige el entrenamiento de los SEAL de la Marina estadounidense: "el único día fácil fue ayer". Estos soldados de élite son adoctrinados para "ganarse el Tridente cada día".

El Tridente es una insignia de oro que se les entrega cuando han superado todas las pruebas y la formación. Tiene un enorme valor simbólico. Les dignifica. Les clasifica como los mejores entre los mejores. Les recuerda en todo momento lo que les costó ganarlo.

Pero no puedes ser un SEAL por el mérito de lo que has hecho o por la promesa de un rendimiento futuro. Un SEAL debe ganarse su Tridente cada día. Porque cada momento de su vida debe realizarse al más alto nivel. Cada día, en cada acto. Esa es la única manera de ser siempre "la créme de la créme".

El camino hacia la excelencia se define por la marcha, no por el carácter de la ruta.

Aprovechando el favor de Machado, tendremos que decir: "la excelencia se hace al andar". No es cuestión de planes, preparativos o disposiciones. Quien ama la actuación excelente no la planifica, la activa.

La excelencia es sujeto, no objeto. Uno ES excelente, y como efecto de ello hace cosas excelentes.

No se planifica la calidad del acto, se planifica el acto y se realiza con calidad.
No hay un protocolo ceremonial para un beso ni un programa especial para mover una pierna y caminar. Del mismo modo, no se puede programar la excelencia.

 

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José Limardo

José Limardo

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